Monday, October 24, 2005

INTERREGNUM

Pese a los temores pontificios y a la desaforada propaganda güelfa, Federico II había promovido diversas actuaciones políticas y administrativas que distanciaron a Italia de Alemania. Este proceso de alejamiento se acentuará en los años inmediatos a su muerte. En 1256, dos años después que Conrado IV e Inocencio IV, moría el antirrey Guillermo de Holanda.
La falta de acuerdo entre los responsables políticos provocó el que Alemania viviera durante casi veinte años sin un monarca efectivo al frente. Es el periodo que se conoce como "el gran interregno". No faltaron, sin embargo, candidatos al trono imperial. La ciudad de Pisa, famosa por su gibelinismo, propuso a Alfonso X de Castilla (hijo de la Staufen Beatriz de Suabia) para la Corona imperial el mismo año de 1256.

La idea fue aceptada por el arzobispo de Treveris, el duque de Sajonia y el marqués de Brandeburgo. Sin embargo, enfrente se levantó otra candidatura: la de Ricardo de Cornualles apoyado por los arzobispos de Colonia y Maguncia, el duque de Baviera y, algo después, Ottocar de Bohemia. Unas fuerzas demasiado niveladas como para que la balanza se inclinara definitivamente por uno de los dos oponentes. Los textos castellanos hablarían del "fecho del imperio" al referirse a las ingentes sumas gastadas por Alfonso para ganar voluntades. Todo acabo en un fiasco ya que ni siquiera se dignó a pisar suelo alemán a lo largo de los años que duró el contencioso.

Ante la falta de una autoridad central incuestionada, Alemania conoció el reforzamiento de los distintos poderes locales y la proliferación de ligas ciudadanas que buscaban la autodefensa y la protección de sus intereses comerciales. Además de la Hansa Teutónica, la Liga del Rin cobró extraordinaria fuerza agrupando a más de setenta ciudades. Era un importante paso, como ha expresado J. F. Noel, para "reconstruir corporativamente al Imperio a falta de otros organismos oficiales". En 1272 moría Ricardo de Cornualles dejando el campo libre a su rival castellano.
El Papa del momento -Gregorio X- creyó más oportuno volver a dejar la solución del problema en manos de los electores alemanes. El favorecido fue un noble de no mucho relumbrón: el conde Rodolfo de Habsburgo. Se trataba de un hombre con fama de piadoso y esforzado que, por sus escasos recursos, no parecía fuera a inquietar en exceso ni a los príncipes alemanes ni al Papado. El 24 de octubre de 1274 era coronado solemnemente en Aquisgrán y juraba preservar los privilegios otorgados a la Iglesia desde tiempo atrás. En Rodolfo, en efecto, tuvo la Iglesia un monarca que se alejo sensiblemente de los viejos sueños imperialistas sobre Italia.

En 1279 el monarca renunciaba definitivamente a los derechos imperiales en Spoleto, Ancona y la Romagna. Sucesivas dilaciones impidieron, incluso, que Rodolfo fuera consagrado en Roma como emperador por cualquiera de los Papas de la época. Los intereses del Habsburgo estaban, fundamentalmente, en Alemania donde la paz publica (Landfriede) fue repetidamente proclamada para devolver la tranquilidad al territorio. El máximo oponente entre los distintos príncipes era el rey de Bohemia Ottocar, en desacuerdo con la elección de Rodolfo. Entre 1275 y 1278 se sucedieron tres breves guerras entre los dos antagonistas. Rodolfo tuvo gran habilidad a la hora de buscarse aliados, especialmente los húngaros. La paz de Viena de 1276 arrebató al monarca checo los territorios de Austria, Estiria, Carintia y Carniola. Los intentos de recuperarlas se saldaron con su derrota y muerte en Dürnkrut el 26 de agosto de 1278. Su heredero, el príncipe Venceslao -prometido a una hija de Rodolfo- no creó graves problemas al monarca alemán.

El botín territorial obtenido sirvió a Rodolfo para acrecentar considerablemente el patrimonio familiar: sus hijos Alberto y Rodolfo, elevados al rango de príncipes en 1282, recibieron la guarda de los territorios de Estiria, Carintia y Austria. Este ultimo en especial, acabaría convirtiéndose en emblemático para la familia. Peores resultados obtuvo Rodolfo en las fronteras occidentales del Imperio en donde se dejó sentir la voracidad de su vecino Felipe IV de Francia. Entre 1288 y 1289, en efecto, los territorios en torno a Verdún y Lyon empezaron a bascular hacia la órbita de los Capeto. A la muerte (en 1292) de Rodolfo, los príncipes alemanes, temerosos del poder acumulado por los Habsburgo, prefirieron como rey a Adolfo de Nassau.
La guerra civil retornó cuando Alberto de Austria se negó a aceptar el resultado.
La contienda se saldó con la derrota y muerte de Adolfo en Gölheim en julio de 1298. La fortuna política sonreía de nuevo a los Habsburgo cuyo segundo monarca, con el nombre de Alberto I, gobernaría hasta 1308.

EL VIGOR DE LOS HOHENSTAUFEN





La figura del sículo-germano Federico II Staufen ha despertado y sigue despertando un apasionamiento superior incluso a la de su abuelo Barbarroja.

Ni sus contemporáneos ni los autores modernos han podido formar un juicio objetivo sobre tan contradictorio personaje. Político hábil y a menudo tortuoso, hombre extraordinariamente cultivado -políglota, impulsor de la lírica italiana, interesado por el pensamiento de autores árabes y judíos- con fama de refinado y sensual, sospechoso de incredulidad para sus detractores...

Federico reunía todas las cualidades para que el cronista y monje de Saint Albans Mateo París le definiera como "stupor mundi et inmutator mirabilis". Menos favorable, el también cronista Salimbene de Parma, después de cantar sus cualidades lamentaba sus múltiples vicios: "Si hubiera sido buen católico y amado a Dios y a la Iglesia -concluía- no hubiera tenido igual en el mundo".

Modernamente se ha destacado la figura del monarca como la de un adelantado a su época. A fines del siglo pasado, J. Burckhardt le presentó como "el primer hombre moderno".
E. Kantorowicz, uno de los grandes estudiosos del personaje, le consideró como fundador de la monarquía absoluta y creador de la moderna burocracia.

F. Kampers le presenta como "un precursor del Renacimiento". Federico II era, desde 1215, depositario de una doble herencia: la del Imperio germánico por vía de su padre Enrique VI y la suditaliana a través de su madre Constanza de Hauteville. En ambos territorios, el soberano hubo de afrontar intrincados problemas que trató de solventar con indudable habilidad pero que le granjearon numerosos enemigos.

Alguno, tan poderoso como la Iglesia romana, promovería una campaña de desprestigio presentándole como amigo de judíos y musulmanes, sospechoso de herejía y tibio ante el grave peligro que para el Occidente suponía la expansión mongola hacia Centroeuropa. El monarca se sintió ante todo un italiano que descuidó con frecuencia los asuntos alemanes.

Trató de convertir el reino de Sicilia en un Estado sustentado en una burocracia esencialmente laica y obediente de forma incondicional a los designios del soberano. En tal empresa contó con el apoyo de importantes colaboradores como Piero della Vigna impulsor en 1231 de la redacción del "Liber augustalis" o "Constituciones de Melfi".

Este texto, junto a la Universidad fundada años antes en Nápoles (1224) permitirían sentar las bases jurídicas para los Estados del Sur de Italia. Los sucesivos Pontífices soportaron mal esta política que suponía para ellos romper el equilibrio de fuerzas logrado en tiempo de Inocencio III. Un solo poder establecido sobre Alemania e Italia era mucho más de lo que los Papas podían tolerar.

Diversas salidas de tono de Federico II y de los gibelinos italianos acabaron trabajando a favor de la propaganda de los Papas y el partido güelfo que presentaron a su rival como una especie de anticipo del Anticristo. Demasiado espectacular todo: Federico, bien por calculo o bien por tradición, jamás transgredió dogma alguno de la Iglesia. Su tolerancia hacia los musulmanes era una vieja herencia de sus antepasados normandos.

Contra la herejía, además, el emperador actuó sin ninguna piedad: desde 1220 hasta 1239 un conjunto de disposiciones colocaron a los herejes fuera de la ley en el Sur de Italia y en el territorio alemán. Asimismo, a lo largo de toda su gestión política, Federico presentó sus múltiples diferencias con los Papas como cuestiones estrictamente personales. De hecho, nunca llegó a utilizar el expediente tan caro a sus predecesores de promocionar antipapas. Su muerte, por último, apareció rodeada por los gestos propios de aquello que, pese a todo, había proclamado ser: un príncipe cristiano

ASCENDENCIA DE FEDERICO II


Antes de su ascenso al pontificado Honorio III (cardenal Censio Savelli) había destacado como preceptor de Federico II y como buen gestor del patrimonio papal. Era, sin duda, la persona mas indicada para proseguir la tarea de Inocencio III.

La reanudación de la cruzada fue uno de los objetivos del nuevo Pontífice. En este tema, tanto él como su sucesor, mantendrían graves fricciones con Federico II. En 1216, el monarca logró un aplazamiento de su promesa de ir a Tierra Santa so pretexto de pacificar Alemania. Las operaciones militares en Oriente fueron conducidas por el rey de Jerusalén, Juan de Brienne, y el de Hungría, Andrés II.

En el lenguaje académico se habla de Quinta Cruzada. Se inició con buenas perspectivas con la toma de Damieta en el delta del Nilo (noviembre de 1218) pero concluyó con un fracaso tres años más tarde (junio de 1221) al tener los cruzados que devolver la plaza. Entretanto, Federico II había trabajado activamente para consolidar sus posiciones. En la solemne Dieta de Francfort (abril de 1220) convirtió a su hijo Enrique -coronado rey de Sicilia- en rey de romanos, titulo que, automáticamente, le reconocía como potencial heredero al Imperio. Federico II tranquilizó a Honorio III asegurándole que ambos territorios (Italia y Alemania) se administrarían con absoluta independencia. Garantías que al Pontífice le parecieron suficientes ya que transigió (noviembre de 1220) por coronar solemnemente como emperador en Roma al monarca Staufen.
En los años siguientes, y amparándose en la debilidad del Pontífice, Federico II impuso su autoridad tanto en Sicilia como en las ciudades de Lombardía. La promesa de tomar la cruz fue reiteradamente burlada hasta el momento mismo de la muerte de Honorio III. El nuevo Pontífice (cardenal Hugolino) Gregorio IX era un anciano que, a diferencia de su predecesor, no eludió el choque frontal con el emperador. Uno de sus primeros actos de gobierno fue instar a Federico a que no demorara más su marcha a Tierra Santa.

La oportunidad parecía excelente ya que un elevado número de caballeros se habían concentrado en el Sur de Italia con la finalidad de pasar a Ultramar. El 8 de septiembre de 1227 el emperador partía de Brindisi... para retornar a los pocos días so pretexto de enfermedad. El ejército expedicionario empezó a disolverse y Gregorio IX mandó el anatema contra el Staufen. La familia Frangipani, aliados romanos del emperador, replicó provocando en la capital de la Cristiandad un motín que forzó al Papa a huir. La guerra abierta entre los dos poderes quedaba de nuevo abierta. Federico, en un gesto sorprendente, volvió a hacerse a la mar con un reducido contingente de caballeros. Hablamos, a este respecto, de Sexta Cruzada. Una extraña operación conducida por un monarca excomulgado y cuya finalidad última no era combatir con el poder islamita en el Próximo Oriente, sino llegar a un acuerdo honorable.

En efecto, por el Tratado de Jafa (4 de febrero de 1229) Federico II y el sultán Al-Kamil otorgaban a las ciudades de Jerusalén, Belén y Nazaret un estatuto de condominio confesional. Algo que escandalizó a Gregorio IX que, inmediatamente, renovó su excomunión contra el emperador. Este no perdió la calma ya que, a su retorno a Italia, no sólo recuperó algunas plazas que se habían perdido en su ausencia, sino que, en un alarde de habilidad diplomática, logró una reconciliación con el Papa. Fue el acuerdo de San Germano (julio de 1230) por el que -a cambio del levantamiento de la excomunión- el monarca se comprometía a devolver a la Iglesia todos los bienes que le habían sido arrebatados. Fue el respiro necesario para tomar nuevas fuerzas y afrontar los distintos problemas que se acumulaban en Alemania e Italia.

En la primera, Federico reprimió la rebelión de su hijo Enrique que acabó muriendo en prisión. En el norte de Italia, el emperador obtuvo una rotunda victoria (1237) sobre las ciudades lombardas en Cortenuova.

El podestá imperial Ezelino de Romano se convirtió en el feroz represor de las libertades ciudadanas. Al año siguiente, Federico dio un paso mas: la designación de su hijo natural Enzio como rey de Cerdeña. El dogal de los Staufen se estrechaba más aun sobre Roma. Gregorio IX no dudó en esta tesitura en lanzar una nueva excomunión contra Federico (marzo de 1239). La guerra en los campos de batalla entre güelfos y gibelinos se dobló con otra en el terreno de la propaganda. Por primera vez en la historia, los máximos representantes del poder político y el poder eclesiástico abogaban por una misma solución para resolver los problemas: la convocatoria de un concilio universal. Ambas partes, también, se acusaban recíprocamente del mismo delito: la herejía. Se trataba de una imputación que, en ninguno de los dos casos, tenía fundamento pero que, en el terreno de la propaganda política, podía surtir efectos demoledores. Federico II basaba su acusación en la protección pontificia a ciudades del Norte de Italia, alguna de las cuales -especialmente Milán- tenían cumplida fama de inclinaciones heterodoxas.

Federico, a su vez, en los escritos denigratorios del Papa aparecía como "tocado por la magia y suscitador de sectas heréticas". En 1240 la situación parecía madura para poner en práctica el expediente del concilio. Sin embargo, en los meses siguientes un grave acontecimiento tuvo lugar: la escuadra siciliana, al mando de Enzio de Cerdeña, hacía prisionero a un elevado número de eclesiásticos que acudían a Roma a lo que se suponía iba a ser la apertura de la magna asamblea. Unas semanas más tarde (agosto de 1241) moría Gregorio IX. El sucesor será Inocencio IV.

BULA DE BENDICIÓN DEL PAPA CELESTINO II

Thursday, October 20, 2005

PRINCIPE DE LEUCA


“… por la Gracia de Dios, y por Derecho Dinástico hereditario Príncipe Gran Maestre del Soberano Orden Militar y Hospitalario de Santa María de Jerusalén, Teutónico, leemos la Presente Letra Patente, Salud Eterna a Nuestro Señor
En este época, dónde queda señalada, de modo definitivo la decadencia de la Nobleza, y de la Caballería, expuesta al rigor de la existencia subordinada a la Historia, pero demuestra esencia y vida propia, frente a la destrucción, la expresión de superioridad de sentimiento y de acciones, responde a una muy elevada institución y conciencia del deber individual y social. El privilegio de la Nobleza y de la Caballería están representados por la diferencia, por derecho, no la del deber, que es tutora permanente, sino la del pensamiento y la de trabajar sobre una moral absoluta y obcecada, hasta su extrema consecuencia.

Hace mucho tiempo, que la Saga y la Iluminada Soberanía de la Dinastía Hohenstaufen de Svevia, exaltó la virtud y el civismo de los habitantes de Castrum Leocadense e de finibus terrae, guerreros, combatientes ante las hordas sarracenas invasoras de la tierra, conquistadas a la Fe, pero se impone hoy en día una regla conforme al precepto del Evangelio y de su Iglesia Militante, con mayor ardor la obra de luchar contra la esclavitud, asistir a los enfermos, los pobres y los infelices, y de defender y difundir la religión cristiana, en revivir la memoria impresa y la tradición simbólica tan gloriosa y renovar la gesta por la virtud cívica; en la fuerza del Poder de nuestros sucesores y del Derecho Dinástico de Nuestros Predecesores, la vuelta de la Nobleza y Caballería, a la meta más elevada de ciudadanos de un País y Nación, dónde los habitantes de Castrum Leocadense e de finibus terrae, sin prejuicios de Raza o de Religión, contribuyendo con una obra comendurable, de bien, de educación social, de conservación de los más Sagrados Principios de la Vida Humana, observando la Nobleza y la Caballería, las costumbres, las tradiciones, la gesta y la virtud de Nuestros Mayores, para que la civilización no muera, y el mundo pueda prosperar en la serenidad de las pequeñas y grandes acciones cotidianas, en el respeto de poder reunir a Damas y Gentilhombres para armonizar acciones que vuelvan a titular y valorar el derecho histórico y tradicional de la Nobleza y la Caballería y la cultura social de todas las clases de ciudadanos de la Nación y Paisanos que son habitantes de Castrum Leocadense e de finibus terrae, haciendo obras de recíproca asistencia y cooperando a defender con mejor intención la tradicional y milenaria civilización occidental; dado nuestro Inviolable Derecho, como Prerrogativa del Liber Constitionum Regni, con el amplio Magisterio de poder y de Representar como Jefe de la Dinastía, por Patrimonio de Sangre, de Honor y de Grandeza,

Habemos Decretar y Decretamos,

De Salvaguardar y aceptar, por continuación histórica, a efecto de la Ley Religiosa, Nobiliaria, Heráldica y Caballeresca, y de respeto de usos y costumbres de todos los tiempos y lugares, Naciones y Países la Llave del Municipio de Leuca, desde ahora Principado de Leuca de Finibus Terrae.
Por tanto, a fe de esta Letra Patente y justa Deliberación del Jefe de la Junta Comunal de Castrignanonº 51 del 29 de Marzo del Año del Señor 2.004
Nós,
Su Alteza Imperial y Real el Príncipe Don Paolo Francesco Iº Barbaccia de Hohenstaufen de Svevia,

Empeñamos a conferir en todo lo que fuera posible al preclaro Principado de Lecua, la figura histórica sin que por ello se ven afectadas sus cualidades y prerrogativas, siempre para mayor lustro, mejor vida y consideración en el Mundo, me atengo a las Prerrogativas de tal Antigua y nobilísima Comunidad…”

Acto de Coronación y Posesión como Príncipe de Leuca

Wednesday, October 19, 2005

STUPOR MUNDI


1194 – El 26 de diciembre Federico Ruggero nace en Jesi, hijo de Enrico VI Hohenstaufen Emperador del Sagrado Romano Imperio (hijo de Federico Barbarroja) y de Costanza (hija primogènita pòstuma de Ruggero II de Altavilla Rey normando de Sicilia).Federico II nace en Jesi, dado a la luz por Costanza de Altavilla, en una tienda aparejada en la plaza principal de la pequeña ciudad de la region "Marche".

1197 – El 28 de septiembre muere Enrique VI; Costanza entrega a las curas de la duquesa de Spoleto el hijo, que es bautizado en Asís, en la misma fuente que habían visto a San Francisco y Santa Clara.

1198 – Costanza hace coronar a Federico Rey de Sicilia; lo pone bajo la tutela del neo electo pontífice Inocencio III y muere el 17 de mayo.

1198/1205 – El desconcierto político e institucional que sigue a la extinción de la Casa de Altavilla obliga al pequeño rey Federico, abandonado por sus tutores, a una difícil infancia en Palermo: una ciudad cosmopolita donde se mezclaban cristianos, hebreos y musulmanes provenientes desde todos los países de la cuenca del Mediterráneo y desde Alemania. Esta experiencia influirá mucho sobre su formación.

1205 – Restablecido el orden, el Reino de Sicilia regresa bajo la influencia pontificia y Federico puede reanudar la vida de Corte iniciando la instrucción competente a su rol; pero mientras tanto la situación política en Sicilia y en Alemania sufre un rápido deterioro a ventaja de las viejas clases feudales.

1209 – Tras la sugerencia de Inocencio III, Federico se casa con Costanza de Aragón que le dará el primogénito Enrique; Otòn IV de Brunswick es coronado emperador en Roma.

1212 (-1220) – Federico se desplaza por la primera vez hacia Europa septentrional. Atravesando Italia se da cuenta de la hostilidad de los pueblos lombardos, que aun recuerdan los sufrimientos padecidos con su abuelo Barbarroja; en Alemania trata de acercarse a los nobles reacios, pero evita el conflicto solo renovando exenciones y prebendas.

1215 – Otòn de Brunswick trata de unir las coronas de Alemania y de Sicilia y entra en conflicto con Inocencio III que lo depone y lo excomulga; después de largas negociaciones diplomáticas y militares Federico, que ha renovado la fidelidad a la Iglesia y prometido comandar una Cruzada en Tierra Santa, es coronado en Aquisgran Rey de Alemania.1216 – Muere Inocencio III y le sucede Onorio III.

1220 – Tras su regreso a Italia, Federico II es coronado emperador por Onorio III. La promesa de la Cruzada no le impide continuar en Sicilia donde lo atiende el ingrato trabajo de normalizar la situación política y social. La lucha contra las baronía dura tres largos años, desde el 1221 al
1223, pero se concluye con suceso.

1224 – Fundación de la Universidad de Nápoles, el primer ateneo laico y de Estado, que atrae pronto docentes y discípulos desde cada parte de Europa.

1225 – Negociados con la Curia para la Cruzada y consecuente Tratado de San Germàn que fija para la partida el plazo perentorio del año 1227. Federico II se casa con Isabel (o Yolanda) de Brienne que le trae como dote la corona de Jerusalén: una premisa que le habría favorecido en la expedición en Tierra Santa.

1226 – Federico II convoca la Dieta de Cremona para iniciar la restauración del poder imperial en Lombardía y en las Ciudades lombardas, que responden renovando la Liga. Muere Francisco de Asìs.

1227 – Federico II inicia la partida de la Cruzada pero una epidemia (tal vez la peste) lo obliga al regreso. La expedición es aplazada al año sucesivo, mas Onorio III no cree en la buena fe del imperador y lo excomulga.

1228/1229 – Federico II realiza la Cruzada, pasa a la historia con el nombre de "Cruzada de los excomulgados" fue la única Cruzada pacífica, no murió ninguna persona. En el mes de marzo, siendo excomulgado, se "auto corona" en Jerusalén. Regresado a Italia, echa fuera las tropas pontificias que mientras tanto habían invadido sus territorios en el Reino de Sicilia.

1230 – Federico firma la paz con la Curia y el pontífice retira la excomunión.1227 – Gregorio IX sucede a Onorio III.

1235 (-1236) – Federico II va hacia Alemania, donde trata de contrarrestar la rebelión del hijo Enrique rey de Alemania, que se había aliado con sus enemigos; el joven será depuesto y encarcelado.1235 – Federico II se casa con Isabel de Inglaterra, hermana de Enrique III, con la intención de acercarse a los ricos Guelfos de la Isla.

1235/1239 – Campañas de Federico II contra las Ciudades lombardas: conquista de Vicenza, fracasado asedio de Brescia y batalla de Cortenuova que consagra al Imperador como valioso estratega.

1239 – Gregorio IX excomulga Federico II y convoca contra el un Concilio en Roma. Federico II se opone a la iniciativa y obstaculiza la llegada de los prelados. En el mar de la Isla del Giglio la flota imperial intercepta las naves que transportan a los sacerdotes conciliares alemanes y franceses: muchos de ellos son asesinados, otros hechos prisioneros en el Reino de Sicilia.

1240 – En el intento de resolver definitivamente por la fuerza el contencioso con la Curia,
Federico II trata de marchar sobre Roma pero renuncia al proyecto y regresa a Sicilia; acto seguido se dedica a la Campaña de Romagna con la conquista de Ravena y el asedio de Faenza.

1.243 – Inocencio IV papa.

1244 – Inocencio IV inicia con Federico II negociados de paz pero los interrumpe y huye a Lyon.

1245 – Inocencio IV celebra en Lyon un Concilio en el curso del cual Federico II es depuesto y excomulgado.

1246 – Mientras la Corte está acuartelada en Grosseto, parte contra Federico II una conjura que es descubierta el día de Pascua. Había sido urdida en ambientes pontificios con la complicidad de algunos importantes funcionarios del Imperio pasados a los adversarios.

1247 – Federico II marcha sobre Lyon, mas es detenido por el ataque a la ciudad de Parma que, tradicionalmente fiel al Imperio, pasa a ponerse de la parte de la Iglesia, gracias al Obispo local, sobrino del pontífice. Inicio del asedio de Parma.

1248 - 18 de febrero, Federico II es derrotado en Parma.

1250 – Según algunas fuentes, Federico II se casa en punto de muerte con Blanca Lancia que le había dado el hijo Manfredi, la hija Costanza y, Violante. El 13 de diciembre muere en el Castillo de Fiorentino.

1251 – No obstante la excomunión, Federico II — muerto con los consuelos religiosos — es sepultado en la catedral de Palermo.

ESCUDO DE ARMAS DE LA ORDEN TEUTÓNICA

Tuesday, October 18, 2005

ACTÚAL GRAN MAESTRE




Su Alteza Imperial y Real el Príncipe D. Paolo Francesco Iº Barbaccia de Hohenstaufen de Swabia.

Rey de Sicilia, de Jerusalén, Rey de la Toscana, Príncipe de Antioquía, de Leuca, Duque de Swabia, Jefe de Nombre y de Armas de la Casa Imperial de Swabia, y Normanda de Altavilla, Príncipe del Sacro Romano Germano Imperio, Gran Maestre de la Orden de San Jorge de Antioquía, y de la Soberna y Hospitalario Orden de Santa María de Jerusalén.

GENEALOGÍA DE GRANDES MAESTRES

1. 19.2.1191-1200?. Heinrich von Walpot o Walpach von Bassenheìm (Rhineland)
2. 1200- 1206 Otto von Kerpen (Bremen)
3. 1206- 1209?. Herman Bart (Holstein)
4. 1209-1239 Herman von Salza (Meissen)
5. ?1239- 9.4.1241 Konrad Langravio di Turingia
6. ?1241 -1244 Gerhard von Malberg
7. ?1244-1249 Heinrich von Hohenlohe
8. ?1249-1253 Gunther von Wullersleben
9. ?1253-1257 Poppo von Osterna
10. ?1257-1274 Anno von Sangerhausen
11. 1274-1283 Hartmann von Heldrungen
12. 1283-1291 Burchard von Schwanden
13. 1291-1297 Konrad von Feuchtwangen
14. 1297-1303 Gottfried von Hohenlohe
15. 1303-1311 Siegfried von Feuchtwangen
16. 1311-1324 Carlo di Treviri
17. 1324-1330 Werner von Orseln
18. 1330-1335 o 1333 Liider di Brunswick
19. 1335 o 1333-1341 Dietrich von Altenburg
20. 1341-1345 Ludolf Konig
21. 1345-1351 Heinrich Dusmer
22. 1351-1382 Winrich von Kniprode
23. 1382-1390 Konrad Zollner von Rothenstein
24. 1390-1393 Konrad von Wallenrod
25. 1394-1407 Konrad von Jungingen
26. 1408 -15.7.1410 Ulrich von Jungingen
27. 1410 – 1413 Heinrich (Reuss) von Plauen
28. 1414-1422 Michael Kuchmeister
29. 1422-1441 Paul von Russdorf
30. 1441-1449 Konrad von Erlichshausen
31. 1450-1467 Ludwig von Erlichshausen
32. 1469-1470 Heinrich (Reuss) von Plauen
33. 1470-1477 Heinrich von Richtenberg
34. 1477-1489 Martin Truchsess von Wetzhausen
35. 1489-1497 Hans fon Tieffen
36. 1498 -1510 Federico di Sassonia
37. 13.2.1511- 1525 Albrecht von Hohenzollern (Brandenburg)
38. 1525 -16.12.1526 Walther von Plettenberg
39. 16.12.1526 -1543 Walther von Kronberg
40. 1543-1566 Wolfgan von Schusbar
41. 1566-1572 Hund von Wacheim
42. 1572-1595 Heinrich von Bebenhausen
43. 1595- 1618 Arciduca Massimiliano d’Asburgo
44. 1618- 1624 Arciduca Carlo d’Asburgo
45. 1625-1627 Eusthachius von Westernach
46. 1627-1641 Johan Kaspar von Stadion
47. 1641-1662 Arciduca Leopoldo d’Asburgo
48. 1662-1664 Arciduca Carlo Giuseppe d’Asburgo
49. 1664-1684 Johan Kaspar von Ampringen
50. 1685-1694 Ludwig Anton von Neubourg
51. 1694-1732 Franz Ludwig von Neubourg
52. 1732-1760 Clemente Augusto di Baviera
53. 1761-1780 Carlo Alessandro di Lorena
54. 1781-1802 Arciduca Massimiliano d’Asburgo
55. 1802 -1804 Arciduca Carlo Luigi d’Asburgo
56. 1804 -1835 Arciduca Antonio Vittorio d’Asburgo
57. 1835-1863 Arciduca Massimiliani Giuseppe d’Asburgo
57. 1863-1894 Arciduca Giuglielmo d’Asburgo
58. 1894-1923 Arciduca Eugenio d’Asburgo
59. 1993 Sovrano Gran Maestro S.A.I.R. il Principe Paolo Francesco Barbaccia degli Hohenstaufen di Svevia

BREVE RESEÑA HISTÓRICA


La Orden teutónica se funda en 1.189, durante la segunda Cruzada por caballeros de origen alemán que participaban en el asedio por los cristianos a la fortaleza de San Juan de Acre.
Se trata de una Orden Religioso-Militar que en un principio fue conocida con el nombre de Caballeros Teutónicos del Hospital de Santa María de Jerusalem. Fue entonces cuando se elevó un hospital destinado para los cruzados teutones. La idea original fue combinar los ideales hospitalarios de la Orden de San Juan, con los militares de los Templarios, constituyendo una fuerza de caballería noble destinada a la defensa de la fé.

Para ingresar en la Orden Teutónica era menester haber cumplido como mínimo los 15 años y ser robusto y de fuerte constitución para soportar mejor las fatigas de las guerras.
Tenían prohibido el trato con las mujeres hasta el punto de que no se les tenía permitido besar ni a su propia madre o hermana, no poseían ningún bien y sus celdas debían de tener las puertas abiertas para que todo el mundo viera lo que hacían.

Sus armas no podían ser ni doradas ni plateadas y al igual que los Templarios vivieron durante largo tiempo con humildad y pobreza.

No es hasta 1229, gracias al patronazgo de Federico II Hohenstaufen, cuando la Orden Teutónica alcanzará plena independencia respecto del Hospital de San Juan. Su carácter militar
será especialmente confirmado por el papa Inocencio III el 19 de Febrero de 1199.

En el año 1.198, los caballeros de esta nacionalidad se reunieron para estudiar y llevar a efecto, si existía acuerdo, la transformación del Hospital de Acre en una Orden Religiosa-Militar. Así se determinó, nombrándose a su primer Maestre, que fue Heinrich Wallpot von Passenheim. El segundo paso fue la elección del hábito, decidiéndose que éste fuera una túnica blanca con una cruz negra, a la que muy pronto añadieron la cruz dorada de Jerusalem.

Este fue el proyecto original; pero finalizada su participación en las Cruzadas, los caballeros de la Orden Teutónica regresaron a sus tierras de origen y, en lugar de disolver una Orden que había nacido para combatir a los musulmanes en Tierra Santa, decidieron continuar su obra en los países del Norte de Europa y así fijaron su atención en las posibilidades que ofrecía la evangelización de los territorios situados al Este de Alemania.

Favorecidos con importantes donaciones por Federico II en las tierras alemanas de colonización, en 1226 el duque Conrado de Masovia logró que la orden se trasladase a Prusia, con el objeto de conquistar y evangelizar el territorio.

Esto sucedió en el siglo XIII. Su primera acción fue acudir a Transilvania, emprendiendo una serie de acciones bélicas que finalizaron en estruendoso fracaso, ya que fueron expulsados de Hungría por Andrés II, rey de aquel país.

En el año 1.310, los caballeros de la Orden iniciaron la ocupación de Prusia, dirigidos por su III Gran Maestre, Herman Von Salza, intentaron entrar en la Pomerania desde donde se extendieron a Estonia.

La Orden concebida como Religiosa-Militar, se orientó casi exclusivamente a esta última ocupación, dado que una vez pacificada Prusia, extendieron su campo de acción a Livonia y Curlandia.

En 1237 la orden teutónica se vio nuevamente favorecida por la incorporación de los Caballeros ensíferos o portaespadas, organización fundada poco antes por el obispo Adalberto de Riga con idéntico objetivo cristiano. Las actividades de la Orden Teutónica, aunque proclamando siempre que estaban en defensa de la fe, lo que en realidad significaban era la total germanización de las tierras que iban ocupando, ya que se dedicaban a la fundación de nuevos núcleos de población y estos inevitablemente eran poblados por elementos germanos. Para este designio se utilizaba la táctica de la fundación de grandes ciudades, en detrimento de la poblacion autóctona, a la que se sometía en ocasiones a verdaderas matanzas, o deportándola de unas tierras que habían habitado durante siglos y que, en realidad, eran suyas.

En el año 1.291, la pérdida, por los cristianos, de San Juan de Acre, en Tierra Santa, cortó los últimos y ya muy débiles vínculos de los caballeros teutónicos con el espíritu de las Cruzadas y la capital de la Orden y sede del Gran Maestre se trasladó a Venecia hasta el año 1.309, en que se decidió instalarse definitivamente en Malborck, ciudad desde donde las altas jerarquías de la Orden dirigían todas las actividades de la misma.

Durante el siglo XIV, la Orden Teutónica alcanzó el período de su mayor expansión y sus posesiones vinieron a constituir algo así como un enorme Estado Monástico. Obtuvieron la posesión total de la Pomerania y adquirieron el puerto de Danzing, culminaron el dominio sobre Estonia y ocuparon la isla de Gotland. La política de esta Orden fue variando según pasaba el tiempo; si al principio fue una organización más en las Ordenes de Caballería destinadas a la defensa de la fe cristiana, pronto se demostró que, bajo este pretexto, lo que se iba llevando a cabo era una política de agresión sobre otros Estados a los que se deseaba germanizar. A partir de la segunda mitad del siglo XIV, se inició la decadencia de la Orden Teutónica.

La aparición de una fuerte potencia militar constituida por la unión de Polonia y Lituania significó un rudo golpe contra los intereses expansionistas de los caballeros teutónicos. Y la Orden sufrió, frente al rey Ladislao II, de Polonia una tremenda derrota en la batalla de Tannenberg (15 de julio de 1410) de modo que al finalizar la guerra por la paz de Torun (1.466) la mayoría de los territorios que habían estado en posesión de la Orden Teutónica pasaron a depender de Polonia.

En el año 1.511 fue elegido su último Gran Maestre, Alberto de Brademburgo y aquí, en este preciso momento, es cuando se revela con toda claridad que los motivos que movieron a esta Orden en sus tiempos de expansión no fueron religiosos, sino políticos, ya que este Gran Maestre abandonó el catolicismo para adherirse a a la Reforma Protestante, secularizando la Orden, con lo cual se abandonó el ideal monástico para pasar a formar un Estado hereditario formado por las posesiones de los Hohenzollern.

En el año 1.525 se llevó a efecto la práctica desaparición de la Orden Teutónica. Ya nada quedaba de sus principios, de su misión en Tierra Santa, de sus carácter de Hospitalarios, en sus últimos años de existencia, los teutónicos se habían convertido en un ejército regular al servicio de la idea pangérmanica. En su primitiva organización, la Orden Teutónica comprendía a los caballeros, que eran los encargados de las misiones militares; los sacerdotes, de las espirituales y ritos de la fe y, una especie de legos que eran los encargados de servir a los primeros y los segundos.

Los componentes de los dos primeros grupos, caballeros y sacerdotes, estaban obligados a hacer votos perpetuos, en tanto que los legos podían abandonar la Orden cuando así lo creyeran conveniente.En un principio, cada casa, o convento de la Orden, debía estar habitada por un Comendador, doce caballeros y seis sacerdotes, amén de un número indeterminado de legos. La Dirección General de la Orden correspondía a un Gran Maestre cuyo cargo era vitalicio. Ahora bien, las decisiones de este Gran Maestre estaban controladas por un Capítulo General formado por los Maestres provinciales (Armenia, Acaya, Lombardía, Apulia, Prusia, Livonia y Germania).
En la misma residencia del Gran Maestre de la Orden debían vivir los demás altos dignatarios, que eran, el Comendador, el Gran Mariscal, el Hospitalario y el Tesorero.